Pinochet muere impune

[Vinculado con "Al infierno los dictadores" del pasado miércoles, día 6 de diciembre de 2006]

El capitán general Augusto Pinochet ha fallecido hoy, a los 91 años de edad, en la cama, en un hospital de Santiago. Durante esos últimos ocho años el ex dictador chileno, considerado uno de los peores autócrata que recuerda América Latina, ha podido burlar a la justicia, pero no, como otras veces antes, a la muerte.

Los médicos le habían dado con un pie en el sepulcro cuando llegó el domingo pasado al Hospital Militar de Santiago con una crisis severa cardiaca y pulmonar. Tres días después dijeron que se había recuperado. Sin embargo, la vieja dama estaba solo afilando su guadaña.

Finalmente este hombre, uno de lo más significativos exponentes del militarismo más reprobable durante el siglo XX en América Latina, feneció este domingo, a primera hora de la tarde, el mismo día del cumpleaños de su esposa, Lucía Hiriart y, paradójicamente, en el dia internacional de los derechos humanos.

Augusto José Ramón Pinochet Ugarte fue, entre otras cosas, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas chilenas de 1973 a 1998, Presidente de la Junta Miliar de Gobierno desde el golpe de Estado encabezado por él mismo, Jefe Supremo de la Nación, Presidente de la República y Dictador entre 1974 y 1990, Capitán General, Caballero del Altiplano, Benemérito de Chile, Quinto Dan de kárate y Senador Vitalicio.

Parecía que se enternizaría en el poder, pero en 1988 sometió su continuidad como jefe del Estado a una consulta popular y la perdió. Los chilenos se habían ganado a pulso el retorno a la democracia, que habían perdido en 1973 en un baño de sangre.

Tras diez años como intocable entre los intocables y de pavoneo con sus conmilitones, en 1998 comenzó para él un calvario judicial que le mantuvo 17 meses bajo arresto en Londres, por orden del juez español Baltasar Garzón.

Estaba acusado de genocidio y terrorismo concretados con asesinatos, conspiraciones, secuestros, torturas y desapariciones cometidos a partir de la toma al asalto del poder el 11 de septiembre de 1973 mediante cruento golpe de Estado.

Garzón también le responsabilizaba haber creado y dirigido con otros líderes militares y civiles de varias naciones del Cono Sur la llamada Operación Cóndor, una trama criminal para eliminar opositores.

El sumario de Garzón incluía a tres mil ciento setenta y ocho personas cuyas muertes constaban o la dictadura les había hecho desaparecer para siempre. En la lista estaban desde el fallecido presidente socialista Salvador Allende a curas, parlamentarios, alcaldes, concejales, intendentes, delegados de gobierno, funcionarios, militares, carabineros, guardaespaldas, asesores del gobierno, intelectuales, artistas, estudiantes, militantes de los partidos, profesionales de todo tipo, sindicalistas...

Además de los más de tres mil muertos y desaparecidos, también contaban los por lo menos treinta mil torturados, así como casi un millón de chilenos que se vieron forzados al exilio.

La justicia chilena le ha acusado de todas los crímenes de lesa humanidad cometidas durante su régimen y también de corrupción y enriquecimiento ilícito mediante lo que amasó una suculenta fortuna. En suma, había unas 400 querellas contra el ex dictador en el momento de su muerte. Entre todos, sin duda que consiguieron amargarle la vejez al antiguo autócrata chileno, pero no condenarlo ni muchos menos que fuera a la cárcel.

Gordo, abotargado, diabético, asmático, artrítico, con problemas de riñón y próstata, supuestamente también con demencia senil, acorrolado, vituperado y execrado por sus paisanos, habiéndose negado a pedir perdón virtualmente hasta el último suspiro y con personas como las que él más odió y combatió gobernando felizmente Chile, Pinochet se ha ido hoy al otro mundo, derechito al infierno como en 1971 dijo un diario chileno que se había ido al morir el pérfido dictador haitiano François Duvalir, llamado "Papa Doc".

Finalmente no se ha cumplido la profecía de aquel monje que le dijo a Pinochet que viviría más de cien años.

Sin embargo, se ha cumplido lo que en marzo del 2000, cuando Pinochet fue autorizado a retornar a Chile, escribió el entonces ministro británico del Interior, Jack Straw, en la carta de catorce folios que remitió a todas las partes implicadas en aquella histórica batalla legal: «Él no será probablemente juzgado en ninguna parte del mundo». La historia le juzgó y lo condenó en vida.

Francisco R. Figueroa
10/12/2006
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