Ha bastado la insinuación de una posible ayuda militar de Hugo Chávez a Evo Morales, debido a la supuesta amenaza secesionista en Bolivia, para que se dispararan las alarmas.
El líder venezolano aseguró en Cochabamba, donde asistía el pasado fin de semana a una cumbre de presidentes suramericanos, que su país «no se quedará de brazos cruzados» si se intenta derrocar a Morales.
Chávez hizo esa afirmación en el contexto de las acciones hostiles que enfrenta Morales en cuatro departamentos de Bolivia. Según el presidente de Venezuela, esas acciones son consecuencia de «planes imperialistas de la Casa Blanca».
Días más tarde, el embajador de Chávez en La Paz, Julio Montes, afirmó que Venezuela «considerará» el envío de tropas a Bolivia, si Morales las pidiera en el marco de un acuerdo militar firmado recientemente por ambas naciones suramericanas.
Portavoces de la cada vez más aguerrida oposición a Morales calificaron de «amenaza» las declaraciones del embajador y han solicitado su expulsión. Aseguran que el acuerdo permite a Venezuela el envío de tropas en caso de conflicto interno en Bolivia. A la vez, resaltaron la presencia en Bolivia de «múltiples asesores» venezolanos, en muchas áreas del Gobierno.
El artículo cuatro del Acuerdo Complementario al Convenio Básico de Cooperación Técnica entre Bolivia y Venezuela en materia de Defensa ha sido calificado de «inquietante». Señala que «las Fuerzas Armadas de ambos países intervendrán en el control de armamento y desarme, planes de defensa y gestión presupuestaria, apoyo a la paz interna, búsqueda y rescate, organización de las FFAA, gestión de crisis, sistema de información, estandarización e interoperatividad», recordó un importante diario boliviano.
«La estandarización y la interoperatividad» entre los militares de ambos países teóricamente implica que las fuerzas armadas bolivianas adopten el modelo venezolano de organización castrense.
Un portavoz oficialista boliviano garantizó que dicho acuerdo militar, firmado en mayo con Venezuela, «no contempla en ningún momento el ingreso de tropas extranjeras» y «se limita al intercambio académico y la financiación de instalaciones sólo en dos zonas» del país, en alusión a que incluye la construcción de dos cuarteles militares en la frontera con Brasil, con un costo total de 47 millones de dólares.
Diversos dirigentes políticos bolivianos, en medio de la crisis, han hecho profesión de fe pacifista y algún que otro alto jefe militar ha explicado que las fuerzas armadas nacionales se bastan y sobran.
Según Javier Zabaleta, presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados y miembro del partido de Morales, las declaraciones de Chávez y de su embajador Montes «lo único que hacen es echarle leña al fuego y son inoportunas» ya que «reavivan un clima de confrontación que por ahora se encuentra únicamente en el ámbito político».
Evo Morales ha llamado a las fuerzas armadas para defender la unidad territorial de la patria, después de que cuatro departamentos – Santa Cruz, Beni, Tarija y Pando —, dominados por sus rivales de derecha, amenazaron con declarar una gobierno autónomo respecto al central de La Paz. Hay una lucha muy enconada por el control de la Asamblea Constituyente que redactará la nueva Constitución boliviana.
Morales afirmó que la unidad de la patria boliviana es intocable. «La patria no se toca. La patria es de todos los bolivianos y es responsabilidad de las fuerzas armadas mantener su estabilidad e integridad», dijo.
El ministro boliviano de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, afirmó que los levantiscos opositores de Santa Cruz, Beni, Tarika y Pando representan a una «derecha suicida, que apuesta a la balcanización del país, al colocar sus intereses patrimoniales por encima del país y la nación, y no les interesa la patria».
«Aunque se me acuse de intromisión no me importa (...) Si el imperio norteamericano esta detrás de estas jugadas inducidas por la oligarquía y arremetieran a Evo, Venezuela apoyará a Evo», afirmó Chávez en Cochabamba.
«Es importante la estabilidad de Bolivia. Miren qué casualidad por dónde ataca el imperialismo con la extrema derecha a aquellos países donde hay más potencial energético. ¿Por qué? Porque Estados Unidos quiere el gas de Bolivia para Estados Unidos. Estados Unidos quiere el petróleo y gas de Venezuela para ellos, para el imperialismo y nosotros decimos “no”», había clamado Chávez en Montevideo, unos días antes.
Francisco R. Figueroa
13/12/2006
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