Francisco R. Figueroa
✍️1/11/22
El mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro, rompió el silencio pero no reconoció su derrota, aunque tampoco cuestionó el resultado de los comicios presidenciales, a 48 horas del fin del escrutinio y en medio de las protestas golpistas de partidarios suyos por la elección de Luiz Inácio Lula da Silva.
Fue en una alocución breve, de poco más de dos minutos, desde el palacio Alvorada, su residencia. El mandatario saliente agradeció a sus 58 millones de electores, justificó a sus seguidores alzados que piden un golpe de Estado como «fruto de la indignación y sentimientos de injusticia» por cómo ocurrió el proceso electoral, una afirmación capaz de estimular a los camioneros más desaforados que cortan carreteras desde el lunes y agravar la crisis.
No obstante, Bolsonaro desestimuló ese movimiento al afirmar que las manifestaciones violentas son cosas de las izquierdas, que su movimiento anticomunista tanto detesta, y que las personas tienen derecho al libre tránsito.
Las elecciones han sido reconocidas como justas y transparentes por los demás poderes del Estado y a lo largo y ancho del mundo democrático y autocrático, en una rápida avalancha de pronunciamientos destinada precisamente a neutralizar una reacción destemplada de Bolsonaro ante la perdida del poder a manos de su archirrival. Sólo el sector más montaraz y ultra del bolsonarismo las cuestiona.
Bolsonaro también habló en su pronunciamiento de la «robusta» representación en el nuevo Congreso Nacional que ha conseguido, como si se preparara para asumir el liderazgo de la oposición a Lula de cara a las venideras presidenciales de 2026, antes de que su protegido y gobernador electo de São Paulo, Tarcisio de Freitas, pueda construir un liderazgo alternativo en su mismo espacio de la derecha brasileña.
En ese contexto repitió algunas de sus consignas electorales y afirmó que actúa, como siempre, dentro de la Constitución. Aunque Bolsonaro no reconoció la victoria de Lula siguiendo el ritual de los demócratas, uno de sus más directos colaboradores, Ciro Nogueira, anunció a renglón seguido de su discurso, con Bolsonaro a unos pasos de él, la disposición a participar en el proceso de transición del poder. Y es que, además, no importaría que obstruyeran ese traspaso porque las leyes posibilitan el desembarco de los vencedores.
Los gigantescos bloqueos de autopistas y carreteras seguían si bien habían disminuido y la policía, activada por el Tribunal Supremo, a falta de una acción del gobierno federal, cargó en algunos puntos contra los manifestantes y logró desobstruir algunos carriles.. Organizaciones patronales y gremiales han condenado los bloqueos y alertado del peligro de desabastecimiento.
Entre los manifestantes hubo algunas señales de sentirse estimulados por el discurso de Bolsonaro. «Van a sentir nostalgia de nosotros», cuchicheó Bolsonaro a Ciro Nogueira, su jefe de Gabinete, antes del discurso, en una clara alusión a que entregará el poder, aunque es improbable que transfiera personalmente la banda presidencial a Lula el 1º de enero próximo. ✅
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