Los militares brasileños parieron un ratón


Francisco R. Figueroa

✍️10/11/22

Finalmente el Ejército brasileño dio a luz. 

Ha sido otro asombroso parto de los montes y, como en la fábula, estos guerreros han alumbrado un pequeño y ridículo ratón. 

El padre de la criatura se llama Jair Bolsonaro, un militar fracasado.

Parieron con fórceps el informe del ministerio de Defensa sobre su peritaje al reciente proceso electoral, en el que sucumbió Bolsonaro, su jefe supremo, frente al izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva. 

Esa evaluación fue el compromiso salomónico alcanzado tras el fiasco de Bolsonaro en su empecinamiento en que los militares bajo su mando hicieran, por encima de la ley, el escrutinio electoral. Qizás Bolsonaro intuía ya la derrota. 

¿Y qué han dicho los ardorosos guerreros del excapitán Bolsonaro?

 Lo que todos sabíamos, lo que dijo el Tribunal Electoral, lo que afirmaron decenas de instituciones en avalancha, lo que el mundo vio: las elecciones fueron impecables. 

La victoria de Lula es, por tanto, incuestionable. 

«Bolsonaro no tenía derecho a involucrar las Fuerzas Armadas para supervisar el proceso electoral. Solo ha conseguido desprestigiar y humillar a las Fuerzas Armadas, a las que debe pedir disculpas», ha dicho Lula este jueves. 

Los técnicos militares han puesto al sistema algunos peros, si bien siempre en condicional, como posibilidad, sin concreción ni prueba. 

El bolsonarismo montaraz esperaba que los uniformados dieran en esa auditoría con el talón de Aquiles del sistema electrónico de votaciones y que se alzaran en consecuencia contra la victoria de Lula, lo mismo que en 1964 de levantaron contra el «comunismo» para instalar una dictadura de dos décadas de duración. 

Inventadas en 1996, las urnas electrónicas llevan en uso en Brasil un cuarto de siglo sin la menor queja. Y fueron escudriñadas por ingenieros, háckers, cráckers... 

Hasta que un gobernante impulsor de lo que Lula llama «la industria de la mentira» socavó sin fundamento la confianza en ese sistema de votación sin aportar pruebas sobre sus supuestos puntos flacos ni explicar porqué participaba con sus hijos y amigos de un proceso comicial donde, según él, podían ser timados. 

El alto mando, con su informe, desanima el golpismo y responde a los exaltados del bolsonarismo que exigen su intervención. 

Se descarta de ese modo la posibilidad de que los uniformados se enreden más en las quimeras antidemocráticas de ese presidente que los volvió a meter en la vida civil con un fuerte desgaste para ellos, un antiguo capitán licenciado con desdoro y entusiasta de la dictadura, la tortura y la eliminación física del «enemigo comunista». 

Y más con Lula dispuesto a despedir a centenares de militares en activo y de la reserva que Bolsonaro colocó en puestos de la administración para controlar la vida civil.

Posiblemente los militares brasileños hayan puesto la vista al frente y a paso firme, en formación cerrada, caminan hacia el futuro, que ese mismo día, también en Brasilia, Lula ya escribía, haciendo lo que mejor se le da al viejo sindicalista: apaciguar las instituciones, tender puentes con los partidos políticos y negociar la gobernabilidad. 

Sentar bases para lograr la credibilidad, la estabilidad y ser un gobernante previsible, según dijo. ✅

1 comentario:

Nauj Solrac dijo...

Razonable comentario, describe con equilibrio las alternativas de un pasado que ya fue y un futuro guiado por la experiencia del presidente electo.