La deuda española con la Venezuela saudita


Francisco R. Figueroa 

✍️ 16/09/22

La rápida conformación del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) como alternativa de poder de izquierda moderada y de estabilidad democrática durante la Transición se debió en buena medida a valedores políticos y financieros extranjeros.

Más allá de los casos conocidos de los alemanes Willy Brandt y Helmut Schmidt, o el sueco Olof Palme, y de sus partidos socialdemócratas, hubo otros tan decisivos o más. Fueron los venezolanos Rómulo Betancourt y, fundamentalmente, Carlos Andrés Pérez. 

Era para ellos una época de bonanza y hasta opulencia, basada en ingentes ingresos por el petróleo, conocida como «la Venezuela saudita». CAP fue muy vapuleado por la prensa de derecha española, que redujo su intensa relación con Felipe González a amiguismo y corruptelas, sin aportar ninguna certeza. 

Corrupto o incorrupto, fue un demócrata cabal, un político extraordinario con una gran visión latinoamericana y el primero que advirtió de que con Hugo Chávez Venezuela iría al desastre. 

En la foto que reproduzco, hallada al azar en el muro de un amigo de allá, aparecen Felipe González, CAP y Betancourt en aquellos años trepidantes de finales de la década de los setentas. 

Ningún libro de historia habla de la contribución venezolana a la democratización de España, en contraposición con el padrinazgo de los socialdemócratas alemanes y suecos. Sin contar que CAP llevó en su avión presidencial a Felipe González, de Ginebra a Madrid, bastante antes de la legalización de los partidos y del PSOE, todavía durante el tardofranquismo, para presentarle al rey Juan Carlos, abriendo así una vía directa entre ambos. 

En 1994 le dije a CAP que había que sacar a la luz esa historia no contada de la Transición. Se negó. Eran malos tiempos. Él había sido apartado del poder, en 1993, por un golpe parlamentario y estaba confinado en su casa de Oripoto, en los alrededores de Caracas. Es verdad, cualquier cosa que dijera podía ser usada tanto en su contra (sufría un proceso en la Corte Suprema, que sólo le condenaría por el uso de unos fondos reservados que fueron usados para garantizar la democracia en Nicaragua) como en la de Felipe, tras el que habían ido a Venezuela los sabuesos de la prensa española, en busca de indicios para denostar aún más a un González crepuscular que pronto iba a perder el gobierno de España en beneficio de la derecha de José María Aznar. 

Venezuela era territorio peligroso. Por allí pasaron aquellos cortadores de cabelleras buscando los «escándalos» de Felipe y Carlos Andrés, que nunca aparecieron porque seguramente no existían. Los implicaron en Rumasa, porque Gustavo Cisneros se quedó con Galerías Preciados a precio de ganga. Sacaron a relucir el crédito español de 1990, la compra de Viasa por Iberia....

«Que busquen, que busquen... El dinero es como la caspa: no se puede ocultar», sentenció Carlos Andrés dando por zanjado el asunto de sus alegadas rentas con Felipe. 

Publico la foto como homenaje y reconocimiento a Rómulo y a Carlos Andrés, a riesgo de ser embestido. ✔️

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