Encuestas tozudas


Francisco R. Figueroa 

✍️ 23/09/22

El último sondeo de Datafolha confirma la tendencia para las presidenciales en Brasil del 2 de octubre: Luiz Inácio Lula da Silva (76) sube al 47 % mientras que Jair Bolsonaro (67), actual mandatario, está estable en el 33 %. En voto válido, el izquierdista roza el 50 %. O sea, puede ganar la presidencia sin necesidad de segunda vuelta. Si hubiera balotaje, Lula arrollaría al ultraderechista Bolsonaro por 54 % a 38 %. 

En los grandes estados más densamente poblados y ricos, Lula gana en São Paulo y Minas Gerais y empata en Río de Janeiro. Aparece en cabeza en trece estados y Bolsonaro en ocho. Desde la restauración –tras la dictadura militar del 64, de la que Bolsonaro es tan entusiasta– de la elección presidencial por voto directo y universal las encuestas nunca han fallado en Brasil. 

Atinaron con Fernando Collor de Melo (1989), Fernando Henrique Cardoso (1994 y 1998), Lula (2002 y 2006), Dilma Rousseff (2010 y 2014) y el propio Bolsonaro (2018). El favoritismo de Lula aparecía en todas las encuestas desde mucho antes de que se oficializaran las candidaturas, el pasado 15 de agosto. Incluso desde principios de año. 

Va a pesar, sobre todo, en estas elecciones el elevado rechazo que tiene Bolsonaro, que, según los sondeos, oscila del 52 % al 55 %, y la percepción de corrupción tanto en su gobierno (69 %) como hasta dentro de su propia familia. 

En 2018, en la victoria de Bolsonaro, fue determinante el voto de castigo a Lula a través de su candidato, Fernando Haddad –ahora favorito a la gobernación de São Paulo– y a su Partido de los Trabajadores (PT), en medio de los grandes escándalos por la corrupción y los ruidosos procesos al exmandatario, que acabaron siendo anulados por el Tribunal Supremo, de ahí que haya podido volver a ser candidato.

Bolsonaro y su gran aparato de propaganda hacen esfuerzos denodados por desprestigiar los estudios demoscópicos, incluso con formas burdas y soeces, sobre todo en el universo enfebrecido de las redes sociales. Yo mismo he sido objeto de la ira desmañada y obscena de los troles bolsonaristas a través de Twitter. Son una plaga. 

Pero en el cogollo bolsonarista cunde el desánimo y los aliados comienzan a echarle las culpas por sus múltiples errores graved, como su actitud negacionista frente a la covid, que causó en el país cerca de 700.000 muertos; sus incansables ataques a la fiabilidad de las archiprobadas urnas electrónicas y a los miembros de los tribunales supremo y electoral; sus conjeturas sin pruebas sobre la posibilidad de que sus adversarios hagan fraude e, incluso, sus divagaciones sobre que no aceptará una derrota o sus  fanfarronadas sobre recurrir a la fuerza militar. 

Entre tanto, Steve Bannon, el famoso estratega político estadounidense al que Donald Trump echó de su lado y al que la familia Bolsonaro adora, cree que en Brasil habrá un vuelco, basndose, aduce, en que muchos bolsonaristas no responden en los sondeos porque desprecian a las encuestadoras y a los medios de comunicación, y que Lula sólo ha demostrado ser un tonto útil a los intereses del Partido Comunista de China. ✔️

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