La espantada de Paulo Coelho

5 octubre 2013

Estoy muy de acuerdo con la espantada de Paulo Coelho a la inminente Feria del Libro de Fráncfort, en la que Brasil es el invitado especial.

El autor de «El alquimista» está en total desacuerdo con la legión de paniaguados que el Gobierno de Dilma Rousseff ha invitado a esa feria. De los 70 autores convidados, la inmensa mayoría son, a los ojos del escritor más popular de Brasil, compinches del Gobierno.

«Dudo que sean todos escritores. De los setenta conozco solo a veinte. Del resto ni escuché hablar. Presumo que son amigos de los amigos. Nepotismo. Me indigna porque hay actualmente una nueva y talentosa hornada de escritores brasileros y muchos de los jóvenes autores no han sido invitados», aunque despiertan enorme interés entre los editores internacionales.

Algunos de los escritores que Colho cita han sido recientemente fenómenos de ventas en Brasil, entre ellos Rafael Dracco y Eduardo Spohr.

Según el escritor, el Gobierno brasilero «es un desastre», aunque él había sido partidario inicialmente de Lula da Silva.

«Por donde quiera que paso siempre me pregunta qué ocurre en mi país. Yo digo que el Gobierno hizo grandes promesas, pero fue incapaz de cumplirlas». Así explica su desencanto.

Ante las masivas protestas antigubernamentales en Brasil, el Ejecutivo de Rousseff «reacciona de forma errada: en lugar de corregir lo que está mal se embarca en nuevas promesas que tampoco cumplirá», dice el escritor brasilero más leído en el extranjero en todos los tiempos.

Afirma que él hizo cuando pudo para tratar de corregir la injusticia, pero fracasó. De manera que decidió no ir.

Coelho tenía en Fráncfort dos actos centrales, uno para dos mil asistentes y otro para unos ochocientos.

En 1994, cuando Brasil fue por vez primera invitado especial de la Feria de Fráncfort, Coelho, en plena carrera ascendente, fue marginado por el Gobierno de entonces, que dirigía el errático Itamar Franco.

Viajó por cuenta propia y, como escribió entonces una periodista brasilera, se convirtió en una estrella.
 

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