El bolsonarismo sigue alzado


Francisco R. Figueroa

✍️3/11/22

El presidente saliente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha apelado a sus hordas para que desobstruyan totalmente las carreteras, un alzamiento antidemocrático y golpista que deflagró el mismo domingo de la elección de Luiz Inácio Lula da Silva.

Pero a renglón seguido Bolsonaro ha animado a sus enardecidos partidarios a proseguir «espontáneamente» en otros lados con sus algaradas, que calificó de «legítimas». 

Los bloqueos comenzaron la misma noche electoral estimulados por las redes sociales. Hubo cerca de un millar de cortes en la red brasileña de carreteras, de 1,8 millones de kilómetros de extensión, aunque afectaron severamente a las vías federales (77.000 kilómetros) y a los principales núcleos de población.

Los cortes prosiguen este jueves en unos 150 puntos de once de los veintiséis estados de Brasil y van en disminución. 

Los cuerpos policiales han actuado con renuencia tras ser apremiados desde el poder judicial por la negligencia de sus jefes naturales, de extrema derecha y, por tanto, alineados con Bolsonaro. 

En su segundo pronunciamiento tras la derrota, el gobernante se confesó «desilusionado» y tampoco esta vez reconoció explícitamente el resultado electoral adverso ni mucho menos citó al odiado Lula, cuya legitimidad solo impugna el bolsonarismo montaraz mientras que figuras del conservadurismo  moderado han contemporizado.

«Estoy con vosotros», dijo también Bolsonaro en un mensaje de video, como si quisiera apostar por una especie de caos con orden. 

Mostraba un semblante sombrío, en contraste con las sonrisas forzadas de su primera aparición, el martes, que sirvió como una admisión implícita del resultado electoral por defecto, al no haberlo cuestionado.

Los bolsonaristas han protagonizado también una veintena de concentraciones ante cuarteles militares para incitar al golpe de Estado, un pronunciamiento armado que, asimismo, reivindicaban miles de manifestantes en actos celebrados en veinticinco estados. Algunas personas, también ofuscadas por la derrota, se declararon «listas para la guerra». 

La cúpula castrense, controlada por fieles al excapitán Bolsonaro, guarda silencio. De ese sector se ha manifestado únicamente el vicepresidente Hamilton Mourão, que es un general de la reserva y actualmente no está en buena sintonía con Bolsonaro. 

Mourão ha advertido de que un golpe de Estado colocaría a Brasil en una «situación difícil» en el mundo, donde hubo un reconocimiento inmediato y general de la victoria de Lula, precisamente para neutralizar una posible reacción antidemocrática de Bolsonaro tras su derrota. 

Sin embargo, los militares brasileños no tienen actualmente un proyecto de país como sí lo tenían en 1964, cuando se apoderaron del poder con pretextos anticomunistas propios de la Guerra Fría y lo mantuvieron por 21 años.  

En otra parte del país fue filmada una multitud de bolsonaristas envueltos en banderas nacionales mientras hacían el saludo nazi y cantaban el himno patrio, algo que los portavoces de la comunidad judía han calificado de «repugnante» e «intolerable.

En algunas ciudades hay gente acampada y avituallada, sin previsión de deponer su actitud. Algunos los llaman «campamentos de la libertad». 

Pero la transición del poder comienza formalmente este jueves con la primera reunión de los coordinadores designados por Bolsonaro, su jefe de Gabinete, Ciro Nogueira, y por Lula, el vicepresidente electo, Geraldo Alckmin. 

Mientras, Jair Bolsonaro, de 67 años, calcula como sacar el máximo provecho de la derrota y se prueba en la intimidad el uniforme de caudillo del nacional-populismo para luchar por el sillón presidencial en 2026. ✅

2 comentarios:

Guillermo Piernes dijo...

Excelente análisis. Una avalancha de informaciones relevantes bien colocadas para ayudar entender un proceso que alarma

Francisco R.Figueroa dijo...

Eso fue, caro, lo que nos enseñaron a los agencieros: datos, contexto y unas pinceladas de background 😁