La cumbre de gobernantes de la Unión Europea y América Latina que acaba de ser celebrada en Lima ya es historia rancia.
Vista a la distancia, la cumbre ha carecido de brillo. También de escándalos. Eso si: fue políticamente correctísima. Parece haber servido para que los peruanos se sientan legítimamente orgullosos por ella y para dilatar el ego, ya de por sí inflado, de su presidente, Alan García. El gobernante obsequió a sus invitados su propio libro y se pavoneó con un gran collar de curaca símbolo de su poderío al frente de una nación que prospera y que se muestra generosa con sus visitantes.
Hace no demasiado tiempo una cumbre así en Perú era una quimera. Por ejemplo, hace veinte años, cuando también mandaba García, entonces un gobernante errático, y su actual primer ministro, Jorge del Castillo, era el alcalde de Lima, resultaba muy peligroso con un Perú económicamente hundido en las profundidades de un abismo, socialmente aniquilado y postrado frente al terrorismo.
Las sesenta delegaciones participantes —treinta y tres de América Latina y las veintisiete de la Unión Europea— produjeron una declaración conjunta de diecisiete páginas cargadas de buenas intenciones, pero sin ninguna medida concreta sobre la pobreza que flagela al 40% de América Latina, la hambruna en aumento, las desigualdades, el deterioro del medio ambiente, la pertinaz crisis del crédito que trae de cabeza a Europa y Estados Unidos o el absurdo precio del petróleo siendo Venezuela, Brasil y México países productores, ni para culminar pronto negociaciones sobre la tan procurada integración comercial.
Como todas las declaraciones de su género, la de Lima estaba equilibrada, ni demasiado corta ni tan larga, ni estrecha ni ancha, en su justa medida, tibia y sosota para contentar a tirios y troyanos. El parto en el Museo de la Nación de Lima, escenario de la cumbre, resultó, pues, indoloro y la criatura sietemesina.
Tampoco afloraron los conflictos entre naciones latinoamericanas, como los que enfrentan a Colombia, Ecuador o Venezuela, ni que en Europa hay síntomas de xenofobia que ha comenzado por los gitanos en Italia y puede acabar por los ecuatorianos, los dominicanos o los bolivianos en cualquier barrio de Madrid en estas horas de vacas flacas, cuando la recesión toma cuerpo y asusta.
La cita de Lima sirvió para que algunos hicieran las paces. El venezolano Hugo Chávez buscó a la alemana Angela Merkel y se disculpó porque con su conocida incontinencia verbal había denigrado a la canciller durante otra de sus llamativas peroratas diciendo que tenía el apoyo de la misma derecha alemana que había secundado al régimen nazi de Adolf Hitler.
Hubo un abrazo, y hasta elogios, entre Hugo Chávez y Alan García, que andaban a la greña. Sellaron la paz que habían comenzado a florecer en un encuentro anterior en Bolivia. Rafael Correa y Álvaro Uribe, que llevan dos meses peleados, con las relaciones rotas, se dieron una tregua, y eso que el ecuatoriano llegó a Lima calientes tras que la Interpol reconociera la autenticidad los computadores de la Farc y los pavorosos contenidos que gestionaba el fallecido cabecilla guerrillero «Raúl Reyes». Un auténtico jonrón para Uribe, sobre todo frente a Chávez, cuyos vínculos con esa organización terroristas colombiana le va a dar seguramente muchos quebraderos de cabeza. Quizás lo presiente y de ahí su modosidad.
También parece haber quedo superada la crisis del «Por qué no te callas» que se abrió con ese exabrupto del rey Juan Carlos para atajar a un Chávez más lenguaraz que de costumbre durante la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile. Chávez y el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, han mostrado tres veces en Lima la reamistad hispano-venezolana. Zapatero dijo que el rey le había encargado expresar su respeto por las instituciones venezolanas. Pero, ¿cómo respetar a una institución como la presidencia de Venezuela que un día si otro también ultraja de la manera más abominable a quien se le pone por delante, como a Merkel la otra semana o a Bush y Uribe casi todos los días?
Francisco R.Figueroa
http://www.apuntesiberoamericanos.com/
franciscorfigueroa@hotmail.com
He leìdo algunos de sus escritos. Me gusta la forma como expone sus argumentos. Le animo a seguir escribiendo estas verdades de lo que està pasando en la tierra de Bolìvar.
ResponderEliminarAntonio.
Venezolano, patriota y educador...por una Venezuela Libre.