El departamento de prensa de la Embajada de Cuba en Madrid ha distribuido hoy una información –por demás conocida– sobre que en la isla hay más de 800 personas que sobrepasan los cien años, un club de vejetes con una decana de 122 años.
La primera impresión con la sola lectura del titular es que al aparato de propaganda cubano le traicionó el subconsciente y que ha tenido el propósito de diseminar de nuevo la idea de que, ahora que se recupera, aparentemente, de una enfermedad que pudo costarle la vida, Fidel Castro puede llegar a centenario. ¿Qué interés, si no, pueden tener las embajadas cubanas en difundir un artículo tan insulso dejando a un lado hechos más relevantes de un simposio médico donde se habló de nuevo de esa archiconocida estadística cubana?
La información habla del nuevo congreso de este año en La Habana sobre longevidad satisfactoria, pero nada refiere sobre que fue un evento internacional en el que han participado especialistas argentinos, venezolanos, peruanos, mexicanos y ecuatorianos, ni cuales han sido las novedades que la reunión ha aportado este año, por ejemplo.
Para la periodista que escribe el centro de la noticia es la cantidad de centenarios que hay en Cuba, algo de sobra conocido. Refiere cómo llegar a esa edad, con una fórmula bastante simple: no fumar, beber abundante agua, evitar los excesos de sal y grasa, y hacer ejercicio. Presumiblemente eso debe hacer Fidel Castro desde que se quitó del tabaco. Sin el Cohíba en la boca, Fidel nunca más fue el mismo.
La información fue publicada este sábado en el diario «Granma» el órgano oficial del castrismo, guardián de la ortodoxia, cancerbero del régimen y flagelo de infieles. Es el mismo diario donde Fidel Castro, aún convaleciente, ejerce su nuevo papel de editorialista, en unos artículos que han comenzado a ser publicados bajo el título de «Reflexiones del Comandante en Jefe».
El tema de la longevidad ha sido recurrente en los aparatos de propaganda de los regímenes dictatoriales. Sin ir más lejos, en la Rusia soviética de Jósef Stalin, que ejerció el poder de 1920 hasta su muerte en 1953, a los 73 años de edad, por causas que aún se desconocen, sin que se descarte el envenenamiento. En vida de Stalin la prensa rusa publicaba frecuentes historias sobre la famosa buena salud y longevidad de los georgianos. Stalin era georgiano. En vida del español Francisco Franco, de genes gallegos, como Castro, y que murió en la cama con casi 83 años, la propaganda oficial atizaba también el asunto de la longevidad del llamado Caudillo de España, al tiempo que circulaban decenas de chistes e historietas sobre su apego a la vida.
Ese congreso sobre longevidad satisfactoria se celebra periódicamente en Cuba. En el de hace cuatro años, cuando Fidel Castro contaba 77 de edad, salieron a relucir las «formidables» e «inmejorables» condiciones de salud del líder cubano, al que se puso como ejemplo de persona motiva para superar la centuria. «Está motivado para vivir 140 años», sostuvo entonces el presidente de la Asociación Médica del Caribe, el cubano Eugenio Selman-Housein, quien fue uno de los médicos de Castro. Selman-Housein preside también un llamado Club de los 120 Años, fundado en el 2003, que «propone a sus miembros superar la centuria en plena forma con una receta que combina consejos médicos y la milenaria voluntad individual de querer vivir más», según una reseña periodística. Fidel Castro no se ha inscrito en ese club. Ni falta que le hace.
Francisco R. Figueroa
Los gobiernos dictatoriales con personajes que llevan rato siendo ancianos son la clara imagen de Saturno devorando a sus hijos. Los ancianos dictadores no quieren a nadie solo a si mismos. No confian en nadie. Y si pudieran ejecutarian a todos. Nunca es el momento de los jovenes de entre 20 y 55 años. Y lo peor es que hasta la Iglesia Catolica se parece al mito de Saturno! Un papa que quiere la liturgia de la misa en latin!
ResponderEliminarEsos viejos mandones son la imagen de la muerte, la desaparicion de culturas y de civilizaciones. Saberse hacer a un lado y dejar pasar a los otros es una virtud. Tengo 55 años y se que mi hija sera pronto un ser independiente economicamente..........y eso me alegra y me llena de esperanza. Me parece que es un triunfo y no un fracaso: es como si asi lograra la inmortalidad mía (los padres de hijos subnormales que dependen siempre de otros para todo saben del dolor del hijo eternamente condenado a no ser un ser humano normal)